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CAPITULO V, HOLDOUTS
Holdout de manga de Jacob Ladder:
Pasamos pues a estudiar los holdout de manga, es decir aparatos con los que tahúres como Ah Sin, protagonista de "El Chino bárbaro" (1) que tan bien comprendió "el juego que no comprendía", podían tener ocultas unas pocas cartas en sus mangas. ¡En la manga! palabra que sugiere la explicación tan a menudo dada por el público inocente cuando algunos artículos desaparecen hábilmente de entre los dedos de un prestidigitador. Si al menos supieran que como regla general, ese es el último lugar del mundo que un prestidigitador usaría como contenedor. Por supuesto no existe ninguna ley del parlamento que se lo impida si así desea hacerlo, pero esa es otra historia. Sin embargo, si existen varias leyes parlamentarias que impiden al tahúr usar sus mangas para propósitos deshonestos, sin embargo, a menudo recurre a ello. Que cierto es el refrán que dice: "Un hombre puede robar un caballo mientras otro no mire por encima del seto".
fig. 30
Puede asegurarse que el holdout de Jacob Ladder es el precursor de todos los demás holdout de manga. Se sujetaba a la parte inferior del antebrazo y se activaba al presionarlo sobre la mesa. Su fabricación constaba esencialmente de un par de tenazas extensibles dispuestas tal y como se muestra en las imágenes 30 y 31. La placa base que soporta las piezas es curvada de modo que se apoya íntimamente contra el antebrazo, lo que mantiene firmemente sujeto el aparato mientras se usa. Las tenazas extensibles están sujetas a la placa base por uno de sus extremos, el otro lleva el clip destinado a sujetar los naipes y permanece libre. Situada en ángulo sobre las tenazas existe una palanca unida también a la placa base por uno de sus extremos, el otro acaba en forma de botón. A la mitad de esta palanca se articula una biela que la une a la segunda articulación de la pinza extensible. Ejerciendo presión sobre el botón, la biela fuerza la articulación a la que está unida a desplazarse, repitiéndose el movimiento hacia adelante en cada una de las articulaciones sucesivas, lo que hace que el clip sobresalga de la manga de la chaqueta. En esta posición las cartas pueden ser insertadas o desinsertadas del clip como se ha visto en los casos anteriores. El clip vuelve a su lugar en la manga gracias a la fuerza ejercida por un elástico.
fig. 31
Algunos de estos holdout de manga de Jacob Ladder se fabricaban para que funcionasen al tirar de un cordón al igual que los holdout de chaleco ya descritos. Los anunciados a 50 dólares corresponden a este tipo. La ventaja de un aparato de este tipo es que las cartas se sirven directamente a la mano. No obstante, son más difíciles de usar ya que las cartas siempre son propensas a engancharse en el puño de la camisa, una circunstancia que va en detrimento del aparato. Tienen también la desventaja de tener que usar puños de camisa más grandes de lo normal, lo que puede atraer la atención y por tanto la sospecha de jugadores inteligentes. La gran comodidad que proporciona un holdout funcionando dentro de la manga, así como maniobras nada ostentosas al usarlo, son ventajas demasiado evidentes como para permitir que el holdout de manga cayera en desuso. Evidentemente era el tipo de cosa que debía mejorarse hasta hacerlo de utilidad práctica, y tal ha sido el caso, ya que el mejor y más sutil holdout que el mundo ha visto jamás es el conocido como el de Kepplinger o holdout de San Francisco. Este aparato en sus tipos más tardíos es una verdadera obra maestra. Sin embargo, el mundo tiene tan poco aprecio por los verdaderos genios que el inventor de este maravilloso aparato es prácticamente un desconocido para sus congéneres.
Notas:
1 Se trata de un poema del escritor norteamericano Bret Harte publicado por primera vez en septiembre de 1870 con el nombre de "Plain languaje from truthful James". El poema se centra en un inmigrante chino llamado Ah Sin, al que dos blancos creyéndole incauto invitan a jugar al Euchre, juego que dice no comprender. Uno de los blancos James, descubre que el otro blanco hace trampas, ya que lleva ases ocultos en su manga. Ah Sin sin embargo juega bien y no tarda en depositar sobre la mesa la misma carta que ha sido repartida a James, el narrador, con lo cual se descubre que Ah Sin también hace trampas. Registrado se le encuentra varias barajas ocultas en sus ropas. De ahí que Maskelyne diga: "bien comprendió el juego que no comprendía", vamos que seguía a pies juntillas una máxima de tahúr; hacerse el tonto. A tener en cuenta el nombre dado por el autor al personaje chino. James advierte que sabe lo que puede implicar, ya que Ah Sin se traduce como "un pecado!