Página anterior | Índice | Página siguiente |
CAPITULO V, HOLDOUTS.
Kepplinger fue un jugador profesional, en otras palabras, era un tahúr, el mayor de los tahúres. En cuanto a la fecha en que esta particular y brillante estrella del Oeste surgió en el horizonte de la tierra de Tom Tiddler nada se nos dice. Tampoco se tiene un registro de los hechos relacionados con la concepción y fabricación de esta gran idea con la que se asocia su nombre. Si son conocidos y por tanto puede desvelarse su introducción en el campo de la utilidad práctica y su posterior revelación a la comunidad para la que su existencia fue de máxima transcendencia. El suceso sucedió de esta manera:
En el año de gracia de 1888 Kepplinger, el inventor, jugador y tramposo vivía y ejercía su distracción diaria en la ciudad conocida coloquialmente como "Frisco" (1). Es un rasgo singular de la naturaleza humana, el que cualquiera que sea la vocación de un hombre por muy ardua o exigente que ésta sea le convierte con el transcurrir del tiempo en un ser de costumbres que no es feliz fuera de esta vocación. La explicación a este hecho puede suponerse en la autoconciencia de hacer ciertas cosas y hacerlas bien con habilidad y destreza.
En cualquier caso, este hecho permanece, a este respecto todos somos iguales, especialmente alguno de nosotros. El abogado en su tiempo de ocio preferirá sentarse en el juzgado y ver como otro lleva un caso; El actor con una noche libre irá a ver a otro actuar; El conductor de omnibus en su día libre se subirá al vehículo de un amigo y paseará de un lado para otro. El tahúr infaliblemente pasará sus momentos de descanso en el juego. Cuando no tenga bobos a los que robar, cuándo no queden palomos con plumas suficientes para volar junto al cuervo, se reunirá en algún retirado lugar y disfrutarán de un tranquilo juego entre sus iguales. ¿Jugarán limpio?, sí si se les obliga, de otro modo se harán trampas unos a otros. ¡Honor entre ladrones! que disparate.
El descuido de Kepplinger en 1888 fue que durante varios meses a juegos jugó con grandes apuestas y jugadores profesionales que al igual que él eran tahúres. El círculo estaba compuesto por hombres que pensaban que conocían los trucos tan bien como el mismo, sin embargo, estaban en un error. Kepplinger estaba familiarizado con una trampa que valía por cada dos que los demás pudieran conocer, nunca perdía, si no que por el contrario siempre ganaba. Las jugadas que lograba eran lo suficientemente buenas como para poner verde de envidia a cualquier otro jugador, a pesar de ello nadie le había sorprendido haciendo trampas. Sus compañeros estaban familiarizados con los accesorios de su arte, puede pensarse que en una partida como la descrita un holdout podía considerarse un estorbo inútil. Los jugadores estaban familiarizados con los signos e indicios que indican el uso de estos aparatos, Kepplinger no mostraba signo alguno de estar usando algo así. Se sentaba a la mesa como una estatua, mantenía sus cartas de forma correcta alejadas de sí, no movía un músculo al menos en apariencia, sus oponentes podían mirar por su manga hasta casi el codo y aun así seguía ganando.
Siendo las expuestas las condiciones del asunto, no eran satisfactorias para nadie excepto para kepplinger. Sus contrincantes, habiendo soportado condiciones tan adversas, tanto como les permitieron su curiosidad y avaricia, por fin se decidieron a elaborar un plan conjunto. Arreglado éste se presentaron como de costumbre a la cita y comenzaron a jugar, de pronto sin previo aviso Kepplinger fue cogido y sujetado con rapidez y fuerza. En ese momento se inició una investigación, el gran maestro de tramposos fue registrado, y unido a él se descubrió el holdout más ingenioso jamás imaginado.
¿Qué hicieron entonces los conspiradores?, cayeron contra él con porrazos, o ¿sacaron sus armas y le dispararon seis tiros?, ¿le entregaron a la policía? No y diez mil veces no, nada de esto hicieron ni tenían remotas intenciones de hacer algo así. Siendo únicamente humanos y tahúres sólo hicieron aquello que mejor servía a sus intereses. Se llegó a un acuerdo por el que Kepplinger a cambio debía hacer un instrumento igual al suyo para cada uno de sus captores, de este modo una vez más la discordia temporal dio paso a la satisfacción y a la harmonía.
Si Kepplinger se hubiera conformado con usar con menos frecuencia la enorme ventaja que poseía, mostrado más discreción en las ganancias y hubiera aparentado perder de vez en cuando, su invento podría haber quedado todavía sin descubrir. Así fue como se descubrió el secreto, probablemente "sin esa pequeña grieta en el laúd" o deberíamos decir botín, el lector no hubiera tenido la oportunidad de estudiar los detalles del holdout de Kepplinger o de San Francisco.
Este tipo de holdout de manga se comprenderá fácilmente por el lector que haya seguido las explicaciones dadas anteriormente para el holdout de chaleco. La imagen de la página opuestas, figura 32, es una representación esquemática de las diferentes partes que componen el aparato.
Es evidente que estamos ante una mayor complejidad de cuerdas, ruedas, articulaciones, tubos, poleas, y otras piezas necesarias para su funcionamiento que ningún otro accesorio con el que nos hayamos topado previamente. Sin embargo, ninguna de estas piezas es superflua o innecesaria, cada detalle del aparato es absolutamente necesario para garantizar su eficacia. El holdout es similar a los aparatos de chaleco, excepto por su tamaño y que la corredera marcada con "b" tiene una mayor amplitud de movimientos.
fig. 32
El accesorio se lleva con una camisa especial con una doble manga y un puño falso, esto último para evitar tener una camisa almidonada (3) y las consecuentes molestias de fijar el aparato a ella más a menudo de lo estrictamente necesario. Como se observará el extremo libre de la placa base en lugar de agujeros como tiene el holdout de chaleco, presenta bordes dentados marcados con "p", con el propósito de facilitar la fijación del aparato a la manga de la camisa del operador, lo que se hace de la siguiente manera:
En el puño de la manga interior, se hacen con la ayuda de un cutter, una serie de pequeñas hendiduras, a través de las cuales se pasan los dientes de la placa base, que a su vez se cose con unas pocas puntadas por medio de uno o dos agujeros hechos en la base a este fin, de este modo se evita que accidentalmente los dientes se escapen de las hendiduras, quedando el aparato firmemente sujeto a la manga. En el borde inferior del falso puño se hacen igualmente hendiduras y a su través se pasan los dientes de la tapa. El puño se sujeta firmemente a la tapa por medio de cuerdas finas que se atan gracias a unos agujeros hechos a tal propósito en los laterales de la tapa. Una vez hechos estos arreglos tanto la camisa como el holdout están listos para usarse.
Habiéndoselo puesto, el operador toma un gemelo con vástago largo y cierra la manga alrededor de su muñeca, a continuación, fija el falso puño a la manga interior abrochando los dos ojales por medio del gemelo ya en su muñeca. De este modo la manga interior y el puño se mantienen en estrecho contacto por medio de la plancha base y la tapa. Finalmente, fija la manga exterior sobre el conjunto abotonándola con el gemelo que ya abotona la manga interior y el falso puño. De este modo el holdout se encuentra oculto entre las dos mangas. Si se pudiera ver en el interior del puño mientras el holdout está funcionado se vería que el puño y el falso se puño se abren y las cartas salen a través de la apertura creada entre ambos Los dientes son pues el medio que mantiene abierta la manga doble mientras el holdout funciona, y cerrada cuando éste deja de hacerlo.
Desde el holdout, la cuerda que hace funcionar la corredera se lleva a la articulación del codo donde pasa alrededor de una polea, "c". Esta articulación al igual que todas aquellas por la que pasa la cuerda es lo que se conoce como universal, es decir que permite los movimientos en cualquier dirección. Desde el codo al hombro la cuerda pasa a través del tubo ajustable "d", este tubo telescópico permite ajustar la distancia a las diferentes longitudes del brazo de los distintos operadores. En la articulación del hombro "e" se fija otra polea universal, sujeta al hombro por medio de correas (3) u otro medio adecuado. En este punto comienza el tubo flexible de alambre arrollado que permite a la cuerda adaptarse a cada movimiento del usuario y sin embargo funcionar sin demasiada fricción, "f". El tubo flexible acaba en la rodilla en una tercera polea "g" unida a la pierna por una correa. La cuerda "h", pasa entonces a través de una apertura abierta a través de la costura de la pernera del pantalón y cruza hasta la rodilla opuesta, donde a través de una apertura similar asoma un gancho, "i" al cual se fija el bucle que existe al final de la cuerda.
Nadie imagina que el tahúr camina con sus rodillas juntas atadas mediante una cuerda y un gancho que sobresalen de la pernera, o incluso que se encuentra cómodo con unas costuras descosidas en aproximadamente cinco cm. a cada lado. Esto podría considerarse un poco basto, pero no. Cuando el tahúr se sienta en la mesa nada de esto es visible, ni siquiera cuándo se levanta de la partida deberíamos ser capaces de ver nada anormal con este holdout. Es demasiado listo para esto, las precauciones que toma son las siguientes:
Cada una de las aperturas hechas a la altura de las rodillas del pantalón queda cerrada y ocultas a la vista por medio del pequeño resorte que se muestra en la figura 33. Este accesorio se cose en la costura del pantalón, para lo cual se halla perforado a objeto de facilitar esta operación. Cuando se cierran, mantiene los bordes de las aperturas tan unidas que difícilmente se puede uno imaginar que las costuras del pantalón han sido manipuladas. Cuando es necesario abrir las aperturas, se presionan entre el dedo índice y pulgar, (figura 33), esto produce instantáneamente una apertura en forma de rombo en las costuras, lo que permite la conexión entre las rodillas.
fig. 33
Cuando el tahúr se sienta a jugar en primer lugar abre éstos clip, seguidamente extrae la cuerda que hasta ese momento ha estado oculta en la pernera del pantalón, coloca en posición el gancho girándolo sobre un pivote, que hasta ahora estaba apoyado contra su pierna, por último, pasa el lazo que hay al final de la cuerda sobre el gancho y todo está preparado para su uso. Todas estas acciones son mucho más fáciles y rápidas de realizar que de describir.
El tahúr estando así enjaezado para la batalla, es evidente que separando ligeramente las rodillas la cuerda se tensa, por lo que la corredera alojada en el cuerpo del holdout sale a través del puño hacia su mano. Las cartas que se desean retener deben estar un poco arqueadas para adaptarse a la curvatura del puño de la camisa y se colocan el clip de la corredera, al juntar las rodillas las cartas se introducen en el aparato.
Al acabar la partida el lazo se desengancha y se introduce la cuerda en la pernera del pantalón. Se abate el gancho de modo que quede plano y finalmente se cierran las dos aperturas presionando los laterales de ambos clips.
Existe un punto en relación con el funcionamiento del holdout que debe ser mencionado. La polea "g" al final del tubo flexible no se fija permanentemente a la rodilla, de lo contrario el tahúr sería incapaz de levantarse debido a la longitud del tubo, si fuera fabricado con la longitud suficiente para ir de la rodilla al hombro mientras se está de pie en cambio sobraría quedando demasiado flojo y holgada cuando se sentara. Esta polea por lo tanto es desmontable de la banda que la sujeta y se fija a la misma cuando se requiere por medio de un alojamiento en el que se encaja con la ayuda de un resorte de presión.
Así es el holdout Kepplinger, su precio de venta es de 100 dólares, si existieran derechos de patente por parte de su inventor, indudablemente su precio sería mucho más elevado, sin embargo, como norma general los gobiernos no reconocen derecho alguno sobre accesorios destinados a apropiarse injustamente de los bienes de otra persona, o de su dinero al menos cuando se usan tales accesorios. En el caso de accesorios que forman parte de la organización del gobierno, la conciencia oficial es tal vez menos abierta al prejuicio y estrechez de miras. "Lo que es salsa para la oca (individual) no lo es para el ganso" (colectivo), (4). Sin embargo, dos errores no hacen un derecho, tal vez todo sea para mejor.
Notas:
1 Se trata de la ciudad de San Francisco.
2 Maskelyne se refiere a la camisa como "boiled shirt", literalmente significa camisa hervida, se trata de una camisa que constaba únicamente de la parte frontal, ésta se hervía y almidonaba para tenerla limpia, (ya que en la época ni existían máquinas de lavar). Por este proceso la camisa se mantenía lisa y extremadamente rígida.
3 En la actualidad la sujeción del holdout puede realizarse gracias a los modernos materiales de los que disponemos por ejemplo, con tiras de velcro.
4 Este refrán inglés en realidad debe ser: "what is sauce for the goose is sauce for the gander", traducido como "lo que es salsa para la oca, salsa es para el ganso". En el texto Maskelyne le da la vuelta.