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CAPÍTULO X, DADOS
Haciendo trampas con dados trucados:
Pasando al uso de dados trucados, veremos que en la actualidad se usan tres tipos de ellos: En primer lugar, aquellos cuyas caras no muestran el número correcto de puntos conocidos como dados de caras duplicadas (1), (dispatchers). En segundo lugar, tenemos aquellos en los que una de sus caras pesa más que las otras, tendiendo a caer con esa cara contra la mesa, son los famosamente conocidos como dados cargados. Por último existe toda una variedad conocidos como dados eléctricos que son el desarrollo más moderno de esta área del tahurismo. Veamos por orden los distintos tipos. Por tanto, de este modo no pueden verse dos caras al mismo tiempo con el mismo número de puntos, debido a que las caras duplicadas del dado están siempre en caras opuestas del mismo.
De este tipo de dados existen dos variedades llamados "altos" o "bajos" respectivamente de acuerdo a que tienen un exceso de puntos más alto o más bajo de lo que sería normal. Su origen se basa en el hecho de que es imposible ver a un tiempo más de tres caras de un dado.
Para hacer un dado de caras duplicadas alto se toman tres caras adyacentes de un dado y se marcan con dos, cuatro y seis puntos respectivamente. La cara del dado inmediatamente opuesta a aquella marcada con el seis en lugar de marcarla con un punto como debiera ser, se vuelve a marcar con otro seis. La cara opuesta al cuatro se velve a marcar con otro cuatro, y la cara opuesta a la marcada, el dos, se marca de forma similar con otro dos.
Para fabricar un dado de caras duplicadas bajo el procedimiento es el mismo, pero las primeras tres cras adyacentes se marcan con uno, dos y tres puntos en lugar de con dos, cuatro y seis puntos.
Es evidente por tanto que cuando se lanza un dado de caras duplicadas alto no puede obtener un resultado menor de dos puntos, mientras que un dado de caras duplicadas bajo no puede obtener más de tres puntos al ser lanzado. Por tanto, si el tahúr lanza con un dado normal y uno de caras duplicadas alto no puede obtener menos de tres puntos y las probabilidades son 17,5 contra 1 de que la puntuación sea más baja. Si el tahúr además de usar un dado de caras duplicadas alto, entrega al incauto un dado de caras duplicadas bajo y un dado normal, el lanzamiento de estos dos dados no puede obtener jamás más de nueve puntos, siendo las probabilidades de 17,5 contra 1 de que ésta sea mayor. De hecho en un infinito número de lanzamientos el tahúr obtendrá una puntuación media un treinta por ciento más alta que su oponente. Siendo este el caso, es obvio que el juego se inclinará en una única dirección, no siendo esta dirección precisamente la del incauto.
Este accesorio se encuentra descrito en uno de los catálogos para tahúres:
Dados cargados hechos de marfil seleccionado y cargados con mercurio. Pueden ser agitados en el cubilete obteniendo a voluntad una puntuación alta o baja. Con ellos ganará en cualquier juego de dados o sorteo. Se venden en conjunto de nueve dados, tres altos, tres bajos y tres normales. Precio del conjunto cinco dólares.
Son el mejor tipo de dados cargados. Se hacen taladrando dos puntos adyacentes en un borde del dado, rellenando la cavidad con mercurio y volviendo a cementarla rápidamente. La descripción más común de este tipo de dados, describe el relleno de las cavidades con plomo en lugar de con mercurio. Como se ha mencionado anteriormente, estos dados tienen la desventaja de que no girarán sobre una esquina como lo haría un dado normal, por lo que un jugador que sospeche que están siendo usados puede descubrirlos fácilmente si sabe cómo. Esta desventaja llevó a la invención del tercer tipo de dados que pasamos a explicar.
Este tipo de dados se encuentran igualmente citados en los catálogos junto con las mesas especiales que se usan con ellos. Los dados están hechos de celuloide y su construcción será fácilmente comprendida con la ayuda de la imagen 54. La primera operación al hacer un dado de este tipo es taladrar una cavidad cilíndrica a través del dado casi por completo. La apertura de esta cavidad se encuentra en la cara del seis, la cara opuesta de la misma casi alcanza la cara opuesta, sobre la que esta el As.
fig. 54
En el fondo de la cavidad, por tanto, dentro del dado e inmediatamente por encima de la cara sobre la que está el As o un punto, se coloca un delgado disco de acero. La mayor parte de la cavidad es rellenada entonces con corcho, dejando la suficiente altura como para colocar un tapón que cerrará la apertura y sobre la cual se marcarán los seis puntos correspondientes a esa cara del dado. Antes de colocar este tapón en su lugar, se coloca y fija por presión en la superficie superior del corcho una pequeña bolita de plomo del mismo peso que el disco de acero. Finalmente se coloca el tapón que será la cara del seis y el dado está acabado. Este tapón se cementa con celuloide, el mismo material con el que se ha fabricado el dado, la junta se hace tan perfecta que es imposible de ver ni siquiera examinándola con una potente lente.
La explicación a esta forma de construcción es la que sigue. El disco de acero y la bolita de plomo, estando situadas en caras opuestas del dado se equilibran entre sí y por tanto el dado puede ser girado o lanzado de la misma manera que lo sería uno normal. Al ser el acero y el plomo materiales mucho más pesados que el material usado en el cuerpo del dado pueden dar al mismo un peso sospecho de no ser porque el interior del mismo está compuesto de un material mucho más ligero todavía, el corcho. Debido a esto, una vez acabado el dado éste no será más pesado que lo sería uno normal del mismo tamaño y apariencia. De hecho, estos dados soportarán el más estricto examen en todos los sentidos, excepto uno, la aplicación de un imán.
La palabra imán nos da la clave para el uso de los dados llamados eléctricos. El lector técnico habrá comprendido de inmediato la idea, no necesitando mas explicaciones al respecto. Sin embargo, para aquellos no familiarizados con la electricidad y sus fenómenos es imprescindible explicar que es un electroimán. Si rodeamos con una bobina de cobre aislado una barra de hierro dulce y hacemos pasar una corriente eléctrica continua a su través, la barra de hierro se convierte instantáneamente en un imán momentáneamente. Si se interrumpe la corriente, la barra de hierro pierde su magnetismo recuperando su condición normal. Por tanto, si una barra de este tipo se conecta a una batería de tal modo que la corriente pueda ser controlada por medio de un interruptor de los que usan los timbres, la barra de hierro por lo demás inerte, puede convertirse en un imán y retornar a su estado anterior a voluntad.
La mesa con la que se usan estos dados está construida de tal modo que inmediatamente por debajo de su superficie y dentro del grosor de madera se ocultan algunos electroimanes como el descrito. En algún lugar oportuno, por ejemplo, la parte posterior de un cajón, se oculta la batería (3) que suministra la corriente. El interruptor destinado a controlar la corriente se hace con forma de muelle y se oculta en una de las patas de la mesa, de tal modo que sea fácilmente accesible con la rodilla del operador.
El resultado resulta obvio, entre los dados que se encuentran en uso hay uno o más de estos dados eléctricos. Cuando los lanza el incauto se arriesgará a lo que determine el azar. En tanto y en cuánto el tahúr gane, hará lo mismo, pero en cuánto comience a perder o piense que no está ganando lo suficiente: Cuando sea su turno de jugar, activará el interruptor secreto con su rodilla el y los dados trucados sacarán seis puntos. Los imanes atraen el disco de acero del dado y lo atraen hacia la mesa. Estando el seis en la cara opuesta, éste cae cara arriba. El operador solo debe preocuparse en dos momentos, apretar el interruptor en el momento correcto y soltarlo ante de intentar recoger los dados. Si se descuida en este último punto se dará cuenta que los dados se pegan a la mesa. En cualquier otro aspecto, sólo debe apretar el botón y la electricidad hará el resto. La publicación de este libro tendrá como efecto el que de una vez por todas el uso de dados eléctricos sea algo inseguro. En el momento en que la gente sepa de su existencia será lo suficientemente arriesgado como para que sea del agrado de cualquier tahúr. Una pequeña brújula de marinero colgada de la cadena del reloj o llevada secretamente, servirá para descubrir en un instante la naturaleza del engaño. Es triste que la difusión del conocimiento se acompañe de consecuencias tan funestas, pero apenas podemos esperar que el tahúr muera de desilusión o desesperación. Debido a que este tipo de dado está destinado a ser descubierto, han caído en desuso. La maldición de la literatura moderna es la aliteración.
Notas:
1 El uso de dados de caras duplicadas es una técnica demasiado arriesgada para el tahúr como para usarla de forma sistemática, no obstante puede usarla sin miedo en función de la candidez de su víctima. El dado de caras duplicadas más sencillo y antiguo es aquel que lleva una única cara duplicada. De igual forma las caras que deseamos duplicar serán opuestas entre sí. Evitar duplicar la cara del As, pues es demasiado vistoso. Este tipo de dado es tal vez el más antiguo de todos los dados trucados.
2 Los dados descritos como eléctricos en realidad son magnéticos, ya que la parte eléctrica está en la mesa que está provista de un electroimán que se acciona a voluntad. Una forma de obviar esta mesa y por tanto de poder usar los dados en cualquier lugar es que el tahúr lleve sujeto a su rodilla, bajo la ropa, uno de los modernos y potentes imanes de neomidio. Cuando se quiere activar el dado se acerca la rodilla por debajo de la mesa al tablero, alejándola cuando no se quiere usar el dado o lo está usando el incauto. Con esta variante podemos jugar en cualquier mesa evitando depender de la que tiene el elcetroimán oculto.
3 En la actualidad las explicaciones eléctricas dadas por Maskelyne resultan un tanto ingenuas. La miniaturización de las batería e interruptores facilita el que puedan ser escondidos en lugares inverosímiles. Además, la aparición del mando a distancia hace inútil el interruptor, pudiendo accionar el electroimán a distancia. Muchos dados magnéticos actuales usan un mando a distancia como medio de activar el circuito eléctrico.